sábado, 6 de diciembre de 2008

EL PUENTE Y EL ANGEL


EL PUENTE Y EL ANGEL
SIXTO PAZ WELLS

La vida es como un valle entre montañas con un río,
en él que hay un templo , que es nuestro santuario interno,
las montañas son retos a superar,
y el río un obstáculo que purifica;
el aspecto de ambos, el valle y el templo y su aprovechamiento
depende de lo que estemos dispuestos a lograr y a dar
para que sean una unidad en el paisaje.


Vamos a tomar tres respiraciones lentas y profundas, inhalando, reteniendo y exhalando, de tal manera que vamos sintiendo como descienden del cosmos sobre nosotros las energías de renovación y sanación del universo, las cuales ingresan por nuestra coronilla , bajan por nuestra columna y se concentran en nuestro pecho para luego irradiar hacia los pies.

Tomamos una respiración lenta y profunda, inhalamos…, retenemos…,y al exhalar por la nariz visualizamos en nuestra mente el número tres, tres veces… de tal manera que sentimos un agradable calor que asciende desde los pies hasta la cintura relajando nuestro cuerpo como si lo acariciáramos con las manos físicas. De tal manera que de la cintura hacia abajo ya no sentimos nuestro cuerpo. Vamos relajando los pies y las piernas, huesos, músculos, tendones y ligamentos. De tal manera que todo dolor o molestia desaparece de nuestro cuerpo.

Inhalamos nuevamente…, retenemos…, y al exhalar visualizamos en nuestra mente el número dos , tres veces…Y vamos a ir masajeando mentalmente nuestros órganos internos, también la columna vertebral , y los músculos del pecho y la espalda, y a continuación los hombros, los brazos y las manos.

Por tercera vez inhalamos,…retenemos,…y al exhalar visualizamos en nuestra mente el número uno tres veces… Relajamos el cuello, la nuca, el rostro, los músculos de la cara, la parte posterior del cráneo y finalmente el cerebro, liberándolo de tensión, de todo pensamiento obsesivo.

Mantendremos la respiración lenta y profunda, inhalando y exhalando lentamente, y ya completamente relajados , visualizamos a la altura del entrecejo un túnel mental, de tal manera que nos proyectamos a través de él, y al final del mismo nos imaginamos que nos encontramos en un valle entre montañas, con un río. Vamos a avanzar por un camino que corre paralelo al río y que de vez en cuando pasa al lado o por debajo de rústicas capillas pintadas de blanco de aspecto típicamente oriental. Al lado de estas capillas hay unos cilindros de bronce con oraciones grabadas, como para que el leve roce de nuestras manos las haga girar.

A la distancia divisamos un templo o monasterio, con unas grandes banderolas agitadas al viento con palabras escritas en ellas. Sus paredes son blancas, con figuras de gigantescos ojos mirando al horizonte. Los techos son de tejas rojas con adornos dorados que reflejan la luz del sol. Vamos acercándonos a éste templo, y al llegar subimos por unas escaleras laterales de piedra hasta unas grandes puertas de madera de color rojo, las cuales al tocarlas se van abriendo mostrándonos el interior donde se observa un salón muy largo y grande, con columnas de madera rojas a los lados, y cantidad de monjes con sus túnicas rojas combinadas con naranja, sentados en el suelo en posición de meditación a izquierda y derecha. El ambiente al ir ingresando es de un gran misticismo y espiritualidad, hasta se puede oler el aroma del incienso y de multitud de velas encendidas.

Vamos entrando y nos dirigimos directamente hacia el fondo, donde sobre un promontorio se encuentro el gran maestro, quien nos recibe dándonos la bienvenida, e invitándonos a meditar con ellos, para lo cual vamos a tomar respiraciones lentas y profundas, y al exhalar vocalizaremos todos, la palabra “OM”, que en sánscrito , uno de los idiomas más antiguos de la humanidad se traduce como Dios o como el sonido primordial de la creación con el cual Dios creó el universo.

Por catorce veces mantralizaremos la palabra Om.
Empezamos todos inhalando,…Om…
Poco a poco vamos terminando de mantralizar y vamos a despedirnos del maestro y de los monjes, retirándonos del interior del templo saliendo por las puertas que se van abriendo a nuestro paso. Una vez fuera sentimos el aire frío de la montaña, bajamos por las escaleras, volviendo de inmediato sobre el camino, encontrándonos con un rústico puente que cruza el río. Lo vamos recorriendo y al llegar del otro lado del río y del valle, nos topamos con un letrero, en donde aparece el nombre del valle. Fijémonos bien que nombre aparece allí.

Continuamos la marcha por un camino de tierra con muros de piedras que se encuentran a izquierda y derecha, detrás de los mismos se ven campos de cultivo. Vamos a fijarnos si estos están cultivados, o no , de pronto hasta podrían estar abandonados.

Seguimos en nuestro camino hasta que más adelante nos encontramos con un arroyo o riachuelo que cruza el camino. Para no mojarnos vamos a apoyarnos sobre unas piedras, de tal manera que al hacerlo nos fijamos sobre cuantas piedras pisamos para ir de un lado a otro del arroyo.
Avanzamos por el camino hasta que éste comienza a ascender hacia las montañas, y precisamente sobre la base de la montaña hay un letrero donde aparece el nombre de aquella montaña. Vanos a fijarnos bien cuál es ese nombre.

Empezamos nuestro ascenso y de pronto nos percatamos que llevamos colgando del hombro una mochila, vamos a ver de qué color es. Seguimos ascendiendo y el peso de la mochila va aumentando. Cada vez estamos más alto, pudiendo observar el valle, el río y el monasterio a la distancia y por debajo nuestro. De pronto nos encontramos en lo alto de la montaña con un puente que conecta con otra montaña. A un lado hay una impresionante cascada y un letrero, donde se encuentra el nombre de aquella catarata. Lo vamos a ir leyendo. Y como el peso de la mochila se hace insostenible, avanzamos un poco por el puente y la ponemos en el suelo, de tal manera que revisamos ¿qué es lo que hay en su interior?, ¿qué es lo que pesa tanto? Vamos extrayendo de su interior todo lo que pesa y lo vamos a ir arrojando al vacío, hacia la cascada, sintiendo como con ello nos liberamos y aliviamos de pesos innecesarios en la vida.

Al rato nos incorporamos, y cuando vamos a continuar cruzando el puente observamos cómo de pronto, en el extremo opuesto aparecen como unas luciérnagas; son pequeños puntos luminosos revoloteando, que terminan concentrándose en un sitio adquiriendo la forma como de una silueta humana. Luego, esa forma se va condensando de tal manera que va asomando la figura como de un ser angelical. Nos fijamos en el color de la túnica de ese ángel que se esta materializando delante nuestro.

De un momento a otro el ángel va avanzando hacia nosotros extendiendo sus manos y sus brazos. Nosotros también avanzamos hasta encontrarnos con él en el medio del puente. Allí, él nos abraza con su manos y brazos, incluso con unas blancas alas que se cierran en torno nuestro, y sentimos cómo nos estrecha hacia su regazo, sintiendo una paz infinita y mucho amor que nos consuela y armoniza…

Estamos todos completamente relajados, en perfecta paz y armonía. Y vamos a ir volviendo a través del túnel mental, de tal manera que al término de tres, habremos vuelto. Tomamos todos una inhalación lenta y profunda…, retenemos…, y al exhalar visualizamos en nuestra mente el número uno, y vamos a ir volviendo de tal manera que dejamos atrás el puente y el ángel, la montaña y el valle, y vamos a ir sintiendo nuestro cuerpo.

Tomamos una segunda inhalación, inhalamos…, retenemos…, y al exhalar visualizamos en nuestra mente el número dos, de tal manera que poco a poco vamos tomando conciencia del lugar donde nos encontramos.

Inhalamos lento y profundo por tercera vez, inhalamos…, retenemos…, y al exhalar visualizamos en nuestra mente el número tres, de tal manera que vamos abriendo lentamente nuestros ojos y nos encontramos todos en perfecta paz y armonía.

Interpretación y significado del ejercicio

Nos hemos proyectado por un túnel mental, a través de nuestra propia mente imaginándonos que nos encontramos en un valle entre montañas, con un río. Es una representación de nuestra propia vida y de nuestro templo interior. Vamos a avanzar por un camino que corre paralelo al río, todo ello simboliza la vida misma. Aquellas , rústicas capillas pintadas de blanco de aspecto típicamente orienta representan todos aquellos momentos de profunda espiritualidad que hemos vivido en ésta y en otras encarnaciones.

A la distancia divisamos el templo o monasterio, su estado y apariencia tiene que ver mucho cómo nos encontramos nosotros espiritualmente, firmes , seguros, sólidos o todo lo contrario. Vamos acercándonos a éste templo, y al llegar subimos por unas escaleras laterales de piedra hasta unas grandes puertas de madera de color rojo, las cuales al tocarlas se van abriendo. Siempre se nos ha dicho “Llamad y se os abrirá”, pues de eso se trata en éste camino.

Dentro del santuario observamos un salón muy largo y grande, con columnas de madera rojas a los lados, recordemos que el amor se simboliza con el color rojo, y es el amor el que sostiene nuestro santuario interno, amor para con nosotros mismos y para con los demás. Aquellos monjes con sus túnicas rojas combinadas con naranja, representan nuestras existencias pasadas en donde hemos ido creciendo en el amor y en el carácter y voluntad ( los colores de sus túnicas rojo y naranja) .

Vamos entrando y nos dirigimos directamente hacia el fondo, donde sobre un promontorio se encuentro el gran maestro, que es nuestro propio maestro interno o Real Ser, que es quien nos recibe dándonos la bienvenida, e invitándonos a meditar , lo que nos ayudará a elevar nuestra vibración , y lo haremos con la palabra “OM” por catorce veces, número de la templanza y la disciplina. Con ello crearemos una nueva realidad en nuestro interior.

Terminamos de mantralizar y vamos a despedirnos del maestro y de los monjes, retirándonos del templo, porque cuando uno ingresa concientemente en el santuario, el templo es uno con nosotros, de tal manera que aunque salgamos de él, siempre nos acompañará. Volvemos por el camino, encontrándonos con un rústico puente que cruza el río, ese puente simboliza las oportunidades que tenemos de enfrentar los obstáculos de purificación que la vida nos plantea: la muerte de alguien, una gran pérdida, una crisis afectiva o emocional, un revés económico, etc. Lo vamos recorriendo y al llegar del otro lado del río y del valle, nos topamos con un letrero, en donde aparece el nombre del valle. Fijémonos bien que nombre aparece allí, porque ese nombre es como nosotros hemos titulado nuestra vida o cómo la definimos. Por ejemplo “Valle de lágrimas” o “Valle de sombras”, para aquella persona que esta pasando su noche oscura del alma y aún no ve la luz y la esperanza. “El valle del Sol”, para aquella persona que esta viendo iluminada su vida, con claridad y armonía. ¿Qué pasaría si no hay un nombre? Eso podría significar que no tenemos claro el panorama, que nunca no lo hemos planteado o que ya es momento que lo bauticemos y definamos.¿Qué pasaría si el nombre no se puede leer o entender? Eso podría simbolizar qué nos falta aclararnos nosotros en la vida, esforzarnos en ver las cosas claras o en definirlas.

Continuamos la marcha por un camino de tierra con muros de piedras que se encuentran a izquierda y derecha, detrás de los mismos se ven campos de cultivo. Estos campos representan nuestra siembra, lo que hemos hecho o dejado de hacer en la vida. Por ello es importante ver como esta la mayoría de esos campos: recién sembrados, cultivados, cosechables o simplemente abandonados porque ello será el reflejo de nuestra presente existencia.

Seguimos en nuestro camino hasta que más adelante nos encontramos con un arroyo o riachuelo que cruza el camino. Representa nuevos obstáculos, dificultades, pruebas o acechanzas que se nos presentan en nuestro deambular por la vida. Si el riachuelo es claro sabemos de qué se trata, si es turbio, no lo tenemos nada claro. Para no mojarnos vamos a apoyarnos sobre unas piedras, de tal manera que al hacerlo nos fijamos sobre cuantas piedras pisamos para ir de un lado a otro del arroyo. El número de piedras es una clave simbólica que representa la actitud con la que enfrentamos las pruebas de la vida. Por ejemplo cinco piedras podrían simbolizar enfrentar las dificultades con magia, con la capacidad de transformarse y transformar, con fe. Siete piedras nos estarían indicando perfección y conciencia.

Avanzamos por el camino hasta que éste comienza a ascender hacia las montañas, y precisamente sobre la base de la montaña hay un letrero donde aparece el nombre de aquella montaña. Vanos a fijarnos bien cuál es ese nombre. La montaña representa el camino espiritual, la ascensión, y elevación de la conciencia, por ello es importante cómo hemos definido o bautizado nuestro camino espiritual, el cual se ve reflejado en el nombre de la montaña en el letrero.

Empezamos nuestro ascenso y de pronto nos percatamos que llevamos colgando del hombro una mochila, vamos a ver de qué color es. La mochila representa nuestra tarea en el ascenso, aquello con lo que tenemos que trabajar. Una mochila verde podría estarnos indicando que debemos trabajar con la esperanza, con la actitud positiva, con el amor en la vida. Una mochila crema o marrón con la humildad , la aceptación y la sencillez. Seguimos ascendiendo y el peso de la mochila va aumentando porque el peso de las dificultades, acechanzas y situaciones no asumidas o no enfrentadas, o mal encaradas con los respectivos sentimientos de culpa va creciendo. Cada vez estamos más alto, pudiendo observar el valle, el río y el monasterio a la distancia y por debajo de nosotros. Y es que cuando crecemos en conciencia vemos todo desde otra perspectiva.
De pronto nos encontramos en lo alto de la montaña con un puente que conecta con otra montaña. Ese puente representa el final de nuestra presente existencia. A un lado hay una impresionante cascada que simboliza la purificación y un letrero, donde se encuentra el nombre de aquella catarata. Lo vamos a ir leyendo dándole a las pruebas de purificación en nuestra vida un nombre. Por ejemplo encontrar en el letrero el nombre “El Salto del Ángel”, podría estarnos indicando que la vida nos ha estado probando continuamente en la fe.

Y como el peso de la mochila se hace insostenible, avanzamos un poco por el puente y la ponemos en el suelo, de tal manera que al revisarla nos enteramos qué es lo que ha venido siendo el lastre en nuestras vidas. Al ir extrayendo de su interior todo lo que pesa y arrojarlo al vacío, nos liberamos de nuestros errores a los que muchas veces también nos apegamos y nos cuesta librarnos de ellos. Supongamos que siempre nos hemos lamentado que la gente a nuestro alrededor nos ha puesto más dificultades que ayuda, lo más seguro es que encontremos dentro de la mochila piedras, lo cual revelaría que le hemos dado demasiado importancia a las dificultades sin enfrentarlas mas bien deportivamente como retos y pruebas de crecimiento. Suena tonto pero nos pusieron pruebas en el camino y en vez de sacarlas y ponerlas a un lado las hemos cargado y traído con nosotros. Asumámoslas y veremos fácilmente que las superamos dejándolas de cargar.

Al rato nos incorporamos, y cuando vamos a continuar cruzando el puente observamos cómo de pronto, en el extremo opuesto aparece la figura como de un ser angelical. Es una vez más nuestro maestro interior o aquellos seres de luz que han sido designados para cuidarnos y guiarnos en la vida. Nos fijamos en el color de la túnica de ese ángel porque es el color de esa ayuda. Es en lo que necesitamos ser ayudados. Por ejemplo una túnica rosada podría simbolizar que debemos crecer en el servicio al prójimo o en el amor incondicional; una túnica color celeste podría estarnos indicando que debemos mejorar la comunicación con los demás.

El abrazo del ángel es el consuelo que todos necesitamos. Pero aún no es tiempo de trascender, así que volvamos la vida nos aguarda más concientes, despiertos y preparados.


VER CLAVES DE INTERPRETACION SIMBOLICA

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